Como algunos de ustedes sabrán, he estado sirviendo en el departamento de autosuficiencia en la Iglesia Mormona por algún tiempo ya. Este año 2015 la Presidencia de Area ha pedido que lleguemos a ser autosuficientes. A continuación les comparto un articulo que escribí para un boletin interno en el departamento de autosuficiencia.
En la conferencia general de
octubre de 2009. El Presidente Dieter Uchtdorf enseñó que hay dos principios básicos
para prosperar sin importar nuestra situación actual.
1) Trabajo,
él dijo: “¡Cuánto admiro a
los hombres, las mujeres y los niños que saben trabajar! ¡Cuánto ama el Señor
al trabajador! Él dijo: “con el sudor de tu rostro comerás el pan” ,
y “…el obrero es digno de su salario” . También hizo
esta promesa: “…mete tu hoz con toda tu alma, y tus pecados te son perdonados” .
Aquellos que no tienen miedo de recogerse las mangas y de consagrarse al logro
de metas dignas son una bendición para su familia, la comunidad, la nación y la
Iglesia.
Max Webber fue un economista
alemán que escribió un libro en 1905 titulado La ética protestante y el
espíritu del capitalismo. La idea
principal es que los países protestantes (Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, Alemania
Suiza, Canadá) lograron esa prosperidad gracias a que sus ciudadanos consideraban
el trabajar arduamente como un deber religioso. Tan sagrado era ir a la Iglesia
como el trabajar su campo.
2)
Aprender,
El Presidente Uchtdorf dijo: “Para los miembros de la
Iglesia, la educación no es simplemente una buena idea, sino un mandamiento. Hemos
de aprender “de cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la
tierra; cosas que han sido, que son y que pronto han de acontecer; cosas que
existen en el país, cosas que existen en el extranjero”
Ambas cosas: el trabajo y la educación son las semillas que producen
autosuficiencia. Imaginen la siguiente situación: un granjero que
en la época de la siembra no quiso trabajar y no sembró semillas. En la época de
riego y de quitar las malas hierbas no hizo nada pues no le veía el caso. En la época
de la cosecha recordó que tenía una familia que mantener. Se arrodilló y en
oración dijo: “Dios, tengo una familia que mantener, tu eres todopoderoso, sé
que no sembré ni trabajé pero por favor haz que crezca maíz, frijol y trigo de
mi campo” Que absurdo sería pensar que el Señor nos recompensaría sin haber
pagado el precio. Lamentablemente hacemos lo mismo sin darnos cuenta.
Un hombre que hacía cinco años vendía sándwiches para vivir dijo: “
no entiendo por qué Dios no me bendice con más prosperidad, todos los días me
levanto preparo mis sándwiches y con mucha fe oro a Dios que me bendiga para
vender todos mis sándwiches y más.” Es evidente
que si después de cinco años no ha mejorado es que le falta conocimiento. En
lugar de solo orar podría hacer un convenio con Dios y decirle: “Dios: me voy a
levantar dos horas más temprano a leer libros sobre ventas, negocios de comida, administración,
etc. Te pido que abras mi mente y me ayudes a aprender cómo mejorar mi negocio”
Entonces ocurrirán milagros. El granjero que estudia mejores maneras de riego, mejores practicas, el hombre que busca empleo que se educa y aprende como escribir un buen curriculum, que ha estudiado son los que pueden con toda confianza solicitar los milagros de Dios. El
Presidente Uchtdorf dijo: “Cuando nuestro carromato se atasque en el lodo, es
más probable que Dios ayude al hombre que salga a empujar que al que sólo eleve
la voz de súplica, sin importar cuán elocuente sea la plegaria. El presidente
Thomas S. Monson lo dijo así: “No basta tener el deseo de hacer un esfuerzo y
decir que lo intentaremos… La forma de lograr nuestras metas está en el hacer y
no sólo en el pensar. Si constantemente postergamos nuestras metas, nunca las
veremos realizadas”
Nuestra nación México ha recibido el mandato de llegar a ser
autosuficiente. Es muy fácil pensar en las muchas razones que nos podrían
impedir lograr este objetivo. Requerirá que salgamos de nuestra zona de
confort, que dejemos de malgastar nuestro tiempo viendo la televisión y leamos más
libros, que trabajemos más duro, y que seamos más fieles. En Proverbios 22:13
dice: “Dice el perezoso: Hay un león
fuera; me matará en la calle.” Nosotros nos somos perezosos por lo tanto,
frente a este reto, en lugar de pensar que nos vencerá, usaremos nuestra mente
para planear y lucharemos hasta vencer.
Sergio Nieto