Tuesday, February 15, 2011

Omar Velazquez: una historia de cómo vivir legal y no morir en el intento.


       Cuando llegué a Estados Unidos y por primera vez visité una Iglesia Mormona en español un domingo, fue un domingo de testimonios. Un domingo de testimonios es un domingo donde todos los que quieran pueden pararse y compartir sus sentimientos con los demás. Algo de lo que escuché (y que sigo escuchando) me dejó con un mal sentimiento. 
       Declaraciones tales como: "sé que Dios me trajo a este país", "somos muy bendecidos por haber podido llegar a este país después de caminar en el desierto por tantos días", "Dios me trajo con un propósito y me va a proteger en contra de la migra", se que Dios nos sacó de nuestros países y nos trajo aquí porque somos especiales. Son frases que no puedo digerir todavía. No concuerdan con mi cuadro de creencias. No estoy calificado para decir que son falsas pero a mí me cuesta trabajo aceptarlas.

        Yo soy mormón. Quiero ser un buen mormón. Creo que como parte de ser un buen mormón debemos aprender los principios y doctrinas de la Iglesia Mormona y aplicarlas  a nuestra vida. No soy perfecto pero me esfuerzo día con día para ser mejor. 

      El vivir dentro de la legalidad es parte de las enseñanzas de la Iglesia Mormona. El Artículo de fe número 12 dice lo siguiente: "Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley"

Más aun, la Iglesia ha declarado en diversas ocasiones lo siguiente: “En nuestros días, el Señor ha tenido a bien proveer las bendiciones del Evangelio a muchas partes del mundo, incluso un número de templos que va en aumento. Por lo tanto, deseamos reiterar el consejo que ya se ha dado a los miembros de la Iglesia de que permanezcan en sus respectivas tierras en lugar de emigrar a los Estados Unidos....

“Si los miembros de todo el mundo
se quedan en su tierra natal, trabajando
para hacer progresar la Iglesia
en su país, tanto ellos como la Iglesia
recibirán grandes bendiciones...”
(Carta
de la Primera Presidencia,
1º de dic. de 1999).
                   Entre los mormones que viven en Estados Unidos hay un grupo que piensa que la Iglesia mormona debería presionar a los miembros del congreso que son mormones a que aprobaran una amnistía para los ilegales. Tony Yapias es uno de los líderes que incluso ha tenido la osadía de exigirle a Thomas S. Monson (presidente de la iglesia mormona) que de una conferencia de prensa para que la Iglesia Mormona declare si apoya o no a los inmigrantes ilegales (denle click aquí). Vean el siguiente video para que se den cuenta.



                   La actitud de este grupo es que la Iglesia Mormona no puede estar a favor de que se separen a las familias. Yo no creo que ni siquiera el gobierno de Estados Unidos obliga a nadie a que se separe de su familia. Si deportan a alguien no le dicen que no puede vivir sin su familia. El muy bien puede tomar a su familia y llevársela a su lugar de origen a vivir con el cómo familia. Yo no le veo el problema ahí.

Voy a compartir la historia de Omar Velazquez. Un mexicano que decidió desde que llego a  Estados Unidos que no iba a vivir de manera ilegal a pesar de las limitaciones económicas. Y después que se le venció su permiso de trabajo salió del país llevándose a toda su familia.




Nombre: Omar Velázquez
Edad: 32

Cronología: 

Sep. 1999 Llegué de la misión a mi casa en Coatzacoalcos
              Empecé a trabajar en una compañía distribuidora de válvulas y conexiones como encargado de almacén
Dic. 2000  Fui unos meses a Xalapa, Veracruz por invitación de unos tíos que habían prometido ayudarme si les echaba la mano en su casa
Abril 2001 Mandé los documentos para ingresar al ELC (Centro de Inglés de BYU) y no sólo mis tíos que habían prometido ayudar me echaron la mano (también mi mama, mi abuela materna, mi abuelo paterno y mi tía que vive en California) por último vendimos un refrigerador industrial para comprar el boleto de avión
Abril-Agosto 2001 Trabajé en un taller donde reparaban autos de las aseguradoras como asistente en la oficina para llevarme un poco de dinero extra.
15 Agosto del 2001 Llegué a Utah
Octubre del 2001 conocí a quien llegaría a ser mi esposa (Misato)  afuera del centro de ingles 
Diciembre del 2001 entré a trabajar al centro de capacitación misional (MTC)
Abril del 2002 entre como estudiante regular a BYU-Provo
Agosto del 2002 me comprometí con Misato y fuimos de vacaciones de verano a Japón a conocer a sus padres
Diciembre del 2002 traje a Misato a Mexico a conocer a mi familia
Enero del 2003 Misato se regresó a Japón para ahorrar para la boda y yo me quede en BYU estudiando y trabajando
Mayo del 2003 Misato regresó a Utah y empezamos a preparar la boda
18 de Julio del 2003 nos sellamos en el templo de Salt Lake City
25 de Julio del 2003 dejamos la escuela por un tiempo y nos fuimos a Japón por un año para ahorrar dinero. Ahí trabajé la mayor parte del tiempo en una fábrica operando una presa neumática
24 de Abril del 2004 nació mi primer hijo Takumi.
Junio del 2004 tuve una cirugía de una hernia en Japón.
Agosto del 2004 regresamos a Utah para continuar con la escuela
Septiembre del 2004 milagrosamente (de verdad no es una exageración) me recontratan en el MTC aun cuando ya tenía más de tres años de haber regresado de la misión.
Abril del 2006 nos fuimos a Japón para hacer un internship (prácticas profesionales) con un banco comercial en Japón.
Agosto del 2006 regresamos a Utah para los últimos 2 semestres
1 de Noviembre del 2006 nace mi hija Aimi.
27 de Abril del 2007 me gradúo de la Licenciatura de Letras en Japonés (B.A. in Japanese)
20 de Mayo del 2007 entro a trabajar como Japanese Data Entry Clerk en Neways International
24 de Agosto del 2007 inesperadamente pierdo mi trabajo (recorte masivo de personal).... dos semanas más tarde y con ayuda de los miembros de la rama japonesa de BYU encuentro otro trabajo en un “call center” japonés y trabajo ahí hasta marzo del 2008
Noviembre del 2007, durante una feria de empleo en Boston recibo una oferta de trabajo de una compañía de seguros para laborar en sus oficinas de Tokio.
Marzo del 2008 con la oferta en mano, y antes de que se acabara el OPT (permiso de trabajo) decidimos mudarnos a Japón.
Junio del 2008 antes de empezar a trabajar la compañía rescinde la oferta de trabajo y una vez más estoy desempleado.
Julio del 2008 En asociación con mis tíos que originalmente me ayudaron para ir a BYU empezamos un negocio de educación internacional
Noviembre del 2008 me llaman a servir en el Obispado del Barrio Toyama como 2do consejero.
Enero del 2009 me aceptan para un programa de posgrado en Vancouver, BC Canadá pero no me es posible obtener el permiso de estudios
Junio del 2009 ante la dificultad al tratar de conseguir un empleo estable en Japón decido regresar a Mexico dejando a mi familia por unos meses más con mis suegros.
A mi regreso visito a unos conocidos japoneses de una agencia de viajes en el DF y ellos me aconsejan poner mi curriculum en la bolsa de trabajo del la Cámara de Comercio Japonesa en Mexico donde lo encuentra el jefe de marketing de una maquiladora japonesa del ramo automotriz.
Agosto del 2009 Empiezo a trabajar en la maquiladora como intérprete/asistente trilingüe
Octubre del 2009 mi familia llega a Mexico
Diciembre del 2009 tengo finalmente la oportunidad de presentar el examen Japanese Language Proficiency Test. lo paso en la primera oportunidad
Noviembre del 2010 empiezo a trabajar como traductor  independiente al mismo tiempo que tengo mi trabajo.
Enero del 2011 me llaman al obispado del Barrio Nueva Aurora esta vez como 1er consejero
Escribe dos experiencias donde te viste tentado a trabajar ilegalmente mientras estudiabas en BYU o en algún otro momento y que te motivo a no hacerlo.

 En realidad nunca me sentí tan tentando a hacerlo (tal vez al principio por miedo) pero era algo normal, no solo entre los latinos, también entre otros estudiantes internacionales. Algo de lo que yo estaba consciente es que no podía pedir las bendiciones que necesitaba si no hacía lo posible por al menos obedecer lo mínimo (las leyes del país). A veces si era difícil en el aspecto de que algunos de los que trabajaban ilegales obviamente trabajaban más horas mientras yo tenía que andar con recursos más limitados.

Describe la razón que no te quedaste a vivir ilegalmente en Estados Unidos después que tu permiso de trabajo terminó.
Hay 2 razones principales, la primera es que no creo en la ilegalidad, no pienso que sea un "pecado piadoso o por necesidad" y no me gusta el estigma y el estereotipo que viene con ello. La segunda es que la mayoría del tiempo que estuve en Estados Unidos estaba casado y con familia y siempre he estado consciente de que mis acciones afectan de manera directa positiva o negativamente a mi familia.

Crees que los que trabajan ilegalmente en Estados Unidos están mejor o peor que en Mexico? Si están mejor por qué y si están pero por qué?

No lo sé, los casos son muy variados, pero en general creo que no. La mayoría de ellos a lo mejor ganan un poco de más dinero quizá....pero a cambio pasan sus vidas en la oscuridad. En el caso particular de los miembros de la iglesia, limitan sus oportunidades de servicio y por ende sus oportunidades de crecimiento espiritual (un ilegal no puede ser presidente de Misión, no puede ser autoridad general, no puede servir una misión en otro país, y simplemente no se tiene la autoridad moral para "levantar a otros"). Tampoco están mejor porque contradictoriamente van buscando "una mejor vida para sus hijos" y lo único que les heredan es un "ni de aquí ni de allá", un sentimiento de inseguridad, problemas de identidad y en ocasiones un "país que les reclama lo que sus padres hicieron". En otra perspectiva, el emigrar ilegalmente es una señal de que la persona culturalmente no está preparada para adaptarse a otro país en el aspecto de que no ha entendido que hay leyes que se tienen que obedecer, y tal vez sea lo mi observación o mi experiencia, los ilegales usualmente viven igual que como vivirían en su tierra natal, o sea se trasplantaron pero la esencia es la misma. Yo NO soy de la idea de que todo mundo tenga que quedarse en su país, hay emigración que se da en su momento. La Biblia y El Libro de Mormón dedican muchas de sus páginas a hablar de familias y pueblos completos que emigraron con la ayuda de Dios. Conozco a personas que si no hubieran emigrado a otras tierras jamás hubieran conocido el evangelio ellos y su familia. Sin embargo, he identificado que existe cierto sentimiento de pertenencia que va estrechamente relacionado con el ambiente del cual somos y el "background" con el cual crecimos, y este juega un papel fundamental en la estabilidad de nuestra personalidad y de todo lo que hacemos.